Una nutrición excelente es una forma inteligente y eficaz de asegurarnos de que nuestro cuerpo se mantiene en las mejores condiciones operativas, y los beneficios compensan de sobra el coste ligeramente mayor. Aunque la salud no suele valorarse hasta que se pierde, en realidad no tiene precio, por lo que es poco sensato escatimar en este ámbito.

La mayoría de los alimentos envasados están llenos de conservantes y aditivos de los que se sabe que nos afectan negativamente de diversas maneras; desde alergias, aletargamiento y aumento de peso, hasta trastorno por déficit de atención (TDA) y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH). Cuanto más podamos evitar estos alimentos, más limpio estará nuestro sistema nervioso, por lo que la forma más fácil de reducir nuestra ingesta de sustancias químicas perjudiciales es comer menos alimentos envasados. Todos disfrutamos de ellos a veces, pero dejemos que se cumpla la expresión a veces.

La alternativa es comer alimentos frescos, saludables, no adulterados, a base de granos integrales, que estén fácilmente disponibles en los mercados de todas las ciudades. Las opciones están ahí, pero, debido a la presión del tiempo, al estrés, al hábito y a la falta de conciencia y de información, muchos de nosotros hacemos elecciones inadecuadas.